lunes, 22 de febrero de 2016

Desenamoramientos a segunda vista


Tranquilos, aburridos después de tantas horas, bajo la desgastante luz de los flexos, trabajaban los alumnos en busca de su porvenir; sin previo aviso, la puerta se abrió lentamente y apareció ella, con paso lento, movimientos gráciles, como mecida por ángeles avanzaba entre la multitud atrayendo todas las miradas, no había corazón en la sala que no hubiera visto perturbado su ritmo normal, todos expectantes  al fondo esperando que sus labios se abrieran  para pronunciar unas palabras y entonces…. MEEEEC ERROOOOOOR!!! La magia se fue volando por la ventana
¿Por qué nos fiaremos siempre de lo que nos entra por los ojos sin querer saber más?
La metáfora del ser humano es la de aquel niño que abre el regalo más estupendo del mundo y se queda jugando con la caja, hueca y vacía.
Nos podemos perder un montón de gente interesante por solo fiarnos de ese primer vistazo “que belleza” esa parece ser siempre la clave de todo, la misma belleza que puede haber en un museo, sin embargo, ninguno de nosotros tiene medio Louvre en casa; colgamos fotos de nuestras familias, de nuestros amigos, posters de nuestros grupos o equipos, es decir, cosas que nos llenan.
Hace poco escuche una frase de alguien que me dejo a cuadros: “¿de qué vale quedar con amigas si ninguna esta buena? Me sonó a reconstrucción contemporánea de la ley de Darwin, si la persona visualmente es apta se la usa para la procreación y expandir sus genes, en caso contrario es descartada.
Está claro que a todos nos gusta que a primera vista nos entre algo por los ojos, somos humanos, pero también creo que la belleza sin un trasfondo, sin que haya algo detrás que llame la atención, más a largo plazo no sirve de nada.
Claro ejemplo podría ser la situación que vivimos en la cafetería el otro día, el sitio a rebosar y aparece en escena la chica top de la universidad, se paraliza el tiempo, ella se levanta 5 veces para calentar su comida y a parte del personal, la imagen era la misma que la de Megan Fox sobre el capó del Camaro en Transformers, sin embargo, mucha de la gente que tenido un mínimo trato con ella dice lo mismo: “que chica más sosa”
Ejemplos así seguro que todos conoceréis a patadas, y se podría resumir en una de las frases que dijo un buen amigo mío y mejor filósofo allá por nuestros tiempos mozos en nuestros dilemas de la hora del café: “la belleza corrompe”
A diario podemos ver ya sea en la vida real o en programas de la tele a gente que coge y descarta a otras personas como el que cambia una mala mano al póker, se creen lo mejor, dioses, insuperables que nadie les llega a la suela de los zapatos y luego la inmensa mayoría no sabe en qué posición hay que poner el libro para leer, la otra minoría no sabe deletrear la palabra libro, otra fracción no sabe que es un libro y otra fracción pequeña pero más grande de lo que debiera todavía siguen en sus casas porque no saben que el picaporte va hacia afuera, son ejemplos de que la belleza vale de poco.
En un día cualquiera como hoy se me ocurrió escribir esto porque me dió por pensar en como la mayor parte de la gente que está en mi vida llegaron a ser importantes por esta razón, ya sea la familia, los amigos o las parejas cuando las hay no hay nada como sentarse con gente en confianza a pasar un buen rato sin preocuparse por algo tan banal como la apariencia, porque todos y digo todos nos gusta levantarnos algunos días y ponernos una sudadera ancha y dejarnos barba de dos semanas o en el caso de las chicas un buen moño de esos para estudiar que según parece son tan cómodos y que nadie nos diga nada ni se nos juzgue.

Por eso digo sal, conoce gente interesante, ríete, diviértete y  enamórate a primera vista si surge la ocasión pero no te olvides de echar otro vistazo para llevarte una segunda impresión porque las personas pueden ser tan sorprendentes como las piezas de un tablero de ajedrez, hay reyes custodiados y siempre vigilados por todos como si fueran pedacitos de oro en paño y luego están los peones que en muchos casos pueden ser insignificantes pero cuando se les da tiempo y avanzan hasta el final se convierten en reinas.
Pregunta tonta: las personas que os rodean cuando las veis por primera vez en el día lo primero que dicen es ¿ que tal estás? o se señalan así mismos y dicen ¿qué tal estoy? puede parecer un simple pronombre pero entre el "yo" y el" tu " hay un "que guapo soy y que culito tengo" escondido tal como diría Antonio Recio


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