martes, 15 de mayo de 2018

El despertar de las máquinas: Guerra de poderes


Tras el cierre del café en el que trabajaba mi amiga Kelly siguieron muchos sitios más: restaurantes, cafeterías, bibliotecas, etc. Todos negocios amigables financiados por la gente poderosa del país y que nos hacían recordar los buenos tiempos de una vida… ¿mejor? Al menos por momentos lo parecía. Cuantas veces la gente comentaba que le encantaría ganar dinero sin trabajar, estar en casa viviendo en unas vacaciones permanentes. Sin embargo, ahora que la tecnología permitió eso seguía sin llover a gusto de todos, y es que al tener que mantener tanto a personas como a toda la tecnología ya existente y las investigaciones venideras quedaba el dinero justo para abastecer a la población, aunque por increíble que parezca, ese no era el mayor de los problemas, sino la falta de actividad de un montón de gente que día tras día se sentaba delante del televisor observando como las máquinas habían mejorado el trabajo que ellos alguna vez habían realizado. Lo que había triplicado la tasa de suicidios.
Ahora a todo eso había que sumarle este nuevo problema que había desencadenado la bomba y estaba enfrentando a las máquinas y los humanos. Violencia a diario en las calles, robots destruidos, aunque por suerte ninguna baja humana, ya que desde que se instaurarán las leyes de la robótica de Isaac Asimov, ningún robot podía hacer daño a un humano.
La situación, aunque crítica parecía “tranquila” lo que daba tiempo para pensar en el siguiente paso, sin embargo, ocurrió algo peor: humanos enfrentados con humanos.
Como toda situación de la vida existen defensores y detractores y eso estaba sucediendo con esta nueva ley de cierre de empresas humanas, los que vivían con lujo y tenían sus inversiones puestas en otras cosas estaban a favor de que se dejara a los robots hacer el trabajo para el que fueron hechos, en cambio, no faltaban los nuevos parados y aquellos magnates de buena voluntad que veían cerrados negocios en los que tenían empleados a los que ya consideraban como familia. Nada había que hacer, era el comienzo de una guerra civil.
Tras muchas semanas sin saber de mí por estar reunido con mi equipo terminando nuestra obra maestra, reunimos al equipo para presentarles la nueva estrategia:
-          Buenas tardes, mi nombre es Frank Williams, muchos ya me conoceréis, aunque también veo caras nuevas aparentemente familiares de amigos y conocidos a los que os ha sido arrebatado ese pedacito de humanidad que os mantenía ilusionados. Yo, hace tiempo me sentí así, pero al ver en lo que esto se podía convertir, decidí no quedarme quieto y junto a un equipo de ingenieros jubilados forzosamente y a ciertos técnicos y gente muy manitas hemos diseñado esto. Adelante, puedes entrar.
En ese momento un robot de apariencia algo desgastado, metal oxidado y chirriar al caminar, apareció por la puerta. La gente entró en pánico y comenzó a gritar.
-          ¡PERO QUE TE HAS CREIDO, ¡ESTAMOS EN GUERRA CONTRA LOS ROBOTS Y PRETENDES QUE LO SOLUCIONEMOS TODO CON MÁS, ES COMO COMBATIR EL FUEGO CON FUEGO! (exclamaba el murmullo general)
En ese momento una niña asustada se zafó de su madre y tratando de huir se golpeó la cabeza. Lo que vieron fue una escena sin precedentes:
El robot cambió la mueca y se acercó corriendo a la niña, la cogió por la mano y la ayudó a levantarse, mientras decía:
-          ¿Te encuentras bien?
-          Si…gracias.
El robot con una sonrisa en la cara exclamó:
-          No hay de qué, pero tienes que sonreír, no temas solo he venido a ayudar
En ese momento el robot se levantó y se puso en el medio de la sala para por fin presentarse y poner fin a semejante desconcierto:
-          Hola todos, soy el autómata lógico emocional, aunque podéis llamarme A.L.E. A diferencia del resto de compañeros míos que rondan las calles he sido dotado de una conciencia e inteligencia emocional. Durante años os habéis quejado de que todas las profesiones estaban siendo usurpadas por monstruos sin corazón a los que nos les importaba nada y que solo estaban programados para cumplir con una tarea, pero hay una profesión en la que sin haber cambiado nada se encuentran los peores monstruos: la política. Por ello, gracias a la conciencia que se me ha dado y al sentimiento que tengo que presiona mis circuitos por las incombustibles ganas que tengo de ayudaros, voy a presentarme a presidente y a convertir este caos en el que solo viven bien los 4 que tienen el poder, en un mundo dirigido por robots para humanos; sin sobornos, sin engaños, trabajando día y noche por cuadrar un mundo en el que llueva a gusto de todos o mejor dicho un mundo en el que siempre salga el sol y no haya nubarrones por los que preocuparse. Por supuesto…. Si a todos ustedes les parece bien, como ya les he dicho, por encima de todo soy una herramienta que solo quiere velar por sus intereses.
La sala se quedó en silencio durante un minuto mientras todos se miraban perplejos por lo que acababan de oír, hasta que alguien se atrevió a romper el hielo:
-          ¡SIIIII, ¡HAGÁMOSLO, TOMEMOS LO QUE NOS PERTENECE Y ARREGLEMOS ESTE MUNDO ANTES DE QUE NOS MATEMOS ENTRE TODOS Y NO HAYA NADA QUE GOBERNAR!
Todos le siguieron, la motivación se palpaba en el ambiente mientras se coreaba el nombre de A.L.E y el autómata sin explicación alguna se ruborizaba.
En estas, Frank tomó el control de la conversación y cerró el discurso:
-          Ahora que todos lo tenemos claro, vamos a por ello. Solo necesitamos que se nos escuche y que se difunda nuestro mensaje, y ya sé dónde y cómo lo haremos, será el día de nochevieja, durante el discurso del rey nos apoderaremos de la emisión.
CONTINUARÁ……