domingo, 30 de octubre de 2016

Los superhéroes también lloran

Hoy es un buen día,  lo era el día que iba escribiendo un boceto en el tren hace una semana, y lo sigue siendo hoy incluso  después de varios exámenes duros y un par de notas difíciles de digerir, a pesar de todo eso…estoy contento. Pero no todos los días se puede estar así hay épocas en las que se hace muy complicado, todo se vuelve gris empezando por el tiempo y en el momento en el que sales de casa te pones un cartel como el de los taxis que dice:
“MI” GRAN DÍA DE MIERDA
Entrecomillo el “mi” porque aunque es algo que es tuyo, en general uno sabe que se lo van a arrebatar, te van a quitar el protagonismo de la película que es tu vida y eso es por una sencilla premisa con la que muchos os podréis sentir identificados:
Hay personas que no se pueden permitir tener un mal día
Al igual que los superhéroes acostumbrados a dar una imagen de grandeza, de que todo les resbala o de que no hay nada que te quite el buen humor y si algún día hay algo que lo haga hay que ponerse la máscara y ocultarlo; nunca he visto a Spiderman en un banco del parque tirando piedras a un estanque y recibiendo palmadas en el hombro de un amigo ¡NUNCA!
Y eso es porque hay personas que cuando estas de buenas están a tu lado y el día que estás de malas prefieren alejarse hasta que estás contento de nuevo y volver a acercarse. El problema es que si todos hicieran eso, esa persona acabaría por convertirse en un cascarrabias incomprendido y se quedaría cada vez más y más solo.
Y luego está el segundo caso que es el que me exponía un amigo hace ya varias semanas en el que era “su” día de mierda y es que para un día malo que puedas tener al mes, siempre habrá alguien que te llegue y te diga que el suyo ha sido peor. El típico tan competitivo que si le llegaras diciendo que te has pasado una semana en cama malísimo por un virus sería capaz de soltarte algo así como: jodete que yo tengo cáncer, te he ganado ( sé que suena muy desagradable pero con ello solo intento apoyar la hipótesis de que hay gente que necesita destacar en todo)  son incapaces de sentir un poco de empatía.
Es curioso porque 2 personas pueden tener un día de perros, juntarse y si saben escuchar y hablar en el momento oportuno y encontrar el uno para el otro unas palabras de ánimo que ni siquiera encuentran para si mismos, al final de la charla ambos se van a sentir reconfortados, para entender algo así podríamos apoyarnos en las leyes matemáticas y en esa sencilla expresión que dice que: menos por menos es más
O incluso en el ciclismo en pista que si impulsas a tu compañero, luego en la siguiente vuelta será él el que te impulse volviendo a encontrar un equilibrio.
Todo esto tiene que ver con la empatía y eso me ha llevado a pensar y a lanzar una nueva hipótesis en base a la experiencia que he encontrado en estos días de lluvia y que podría servir para encontrar a estos 2 tipos de personas: las que se preocupan y piensan en los demás y las que viven en su pedestal y son incapaces de bajarse para ver cómo les va al resto. A esta nueva teoría de mi colección la he titulado:
LA TEORÍA DEL PARAGUAS
Creo que a muchos os ha podido pasar pero lo primero será que os meta en situación, está lloviendo a mares, te has olvidado el paraguas y caminas por debajo de las fachadas para mojarte lo menos posible, de repente, en tu misma dirección pero en sentido contrario por la misma fachada sobre la que te estás cubriendo camina otra persona que “SI” lleva paraguas aquí es donde pueden pasar dos cosas ayudándonos a saber un poco como puede ser una persona:
1.      Una persona con empatía pensaría que lo lógico es apartarse, ya que no se va a mojar porque tiene el paraguas y así le ahorras a la otra persona aunque sean 5 segundos de ese horrible chaparrón.
2.      La persona sin empatía verá como te vas acercando y en el momento en que estéis al lado te quedará la opción de apartarte y seguir mojándote o puedes intentar seguir recto en cuyo caso es posible que acabes perdiendo hasta un ojo si el paraguas tiene las puntas demasiado prominentes.
Como digo siempre esto no son leyes universales y no sirven para catalogar a las personas pero son ejemplos tontos de cómo hay personas que saben lo que necesitas en cada momento y son capaces de estar ahí aún cuando tú no has dicho nada y lo único que han hecho ha sido leer un gesto; por otro lado si una persona no es capaz de esquivarte para que te ahorres unos segundos del temporal ¿qué te hace pensar que te podrá aliviar los problemas de la semana?
Dedicado a todas esas personas con superpoderes que son capaces de detectar tus días malos y no solo estar a tu lado cuando lo necesitas sino de decir las palabras exactas para que te sientas mejor aún cuando son ellas las que necesitan un hombro amigo o un abrazo

( si conoces a alguien así compártelo como original manera para darle las gracias J )

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