jueves, 15 de septiembre de 2016

La prueba de la puerta


1 lustro = 5 años
1 década = 10 años
1 siglo = 100 años
No vuelvo a beber = una semana
Ahora voy mamá = 20 min
Te quiero = ¿????
En la sociedad en la que vivimos de comida rápida, tecnología que a la mínima se queda obsoleta no hay tiempo para encariñarse con nada, es así como nos han enseñado a vivir, algo que un año te parece lo más increíble y que usarías siempre al año siguiente está metido al fondo de uno de tus cajones porque salió algo más moderno y novedoso en otras palabras MEJOR que lo que ya tenías.
Desde hace mucho tengo la sensación de que las cosas antes duraban más, a mis 23 años he visto electrodomésticos en mi casa que siguen funcionando y que son más viejos que yo, seguro que a todos os pasará el tener una plancha, un aspirador, un secador etc. Que aún con sus ciertos apaños sigue funcionando tan bien como el primer día; con las personas pasa igual ve uno parejas que dicen estar súper enamorados y al día siguiente no pueden ni verse y entonces pienso en mis padres esta semana han hecho 25 años de casados, las famosas bodas de plata, mientras yo escribo ellos están en otro de sus viajes celebrando tan alegre acontecimiento que cada día está al alcance de menos gente.
En las películas todo es muy sencillo, das el “si quiero” y en la siguiente escena pueden aparecer ambos en una mecedora con 80 años jugando a las cartas y diciendo la feliz vida que han llevado, pero no es tan simple, siempre hay obstáculos por el camino, aunque en ciertos aspectos pareciera que estaban predestinados a encontrarse, hace ya algunos años rebuscando en viejos baúles encontramos fotos de cuando ellos eran pequeños y resulto que habían hecho la comunión juntos y ninguno lo sabía.
Sin embargo, su encuentro fue bastante más adelante en la adolescencia, en pleno centro de Madrid, mi padre vendía cintas en el rastro para ganarse un dinerillo y mi madre paseaba por ahí una tarde con sus amigas cuando entre la multitud sus miradas se cruzaron, mi padre era gordito y llevaba unas gafas que para la época era las que había pero que para los tiempos actuales sería un suicidio social, pero fue al hablar cuando esa labia de mi padre hizo que conectaran, por aquellos entonces con el tiempo empezaron a salir pero al ser tan jóvenes lo dejaron, ahí todo hubiera parecido el fin de la historia pero si no yo no estaría aquí escribiendo y es que como en regreso al futuro aunque un momento no sea el adecuado al final los caminos se pueden volver a cruzar de otro modo o en otras circunstancias y eso es lo que pasó un par de años después.
Bastantes años más tarde aparecimos mi hermana y yo en sus vidas y todo cambió como en cualquier pareja, la llegada de los niños coacciona mucho el tiempo y las actividades que puedes realizar juntos porque cambian tus prioridades y obligaciones, en cambio, ellos han parecido tener siempre tiempo para todo, de ser adultos y discutir por los temas importantes y de ser como niños y no preocuparse del mañana.
Una vez leí que hay 3 características que una pareja debería tener en común para que las cosas funcionen a largo plazo: el ser o no cariñosos, el nivel de celos y el nivel de comunicación a priori si esto fuera cierto al 100% no sé cómo les habría ido las cosas porque son como la noche y el día o al menos eso aparentan desde fuera pero es lo que tiene cada persona que demuestra cómo es en cada ámbito de maneras diferentes y a la vez perfectamente válidas, voy a poner un ejemplo: mi madre es muy cariñosa, muy efusiva para ella el dar besos y abrazos es su manera de expresarse y le encanta, en cambio, mi padre para eso es más reacio, pero entonces ¿Qué es el amor? El amor no es solo estar encima de la otra persona, cuando quieres a alguien estas dispuesto a todo por hacerle feliz y por hacer que su vida sea más fácil, esto me lleva a una historia que mi padre cuenta siempre de una de sus películas que se titula:
La prueba de la puerta
Esto se aplicaba antiguamente en coches tales como los Cadillac, esta teoría que enuncia la película servía para ver desde la primera cita si una chica valía la pena, cuando ella llegaba tu le abrías la puerta del coche como buen caballero y la invitabas a acomodarse y cerrabas la puerta, en ese momento el chico tenía que recorrer por detrás el largo del vehículo en cuyo caso podía pasar dos cosas:
1.   Que la chica no haga absolutamente nada y se queda quieta en su asiento o maquillándose, en cuyo caso tendrás que meter la llave para abrirte la puerta
2.   Que la chica en ese breve espacio de tiempo se estire y abra el pestillo de tu puerta para que tú te limites a abrir el tirador

Si la chica hacía esto segundo demostraba que le importabas de verdad en cuyo caso podías ir más confiado a la cita pensando que la chica merecía la pena.

Está claro que esto es solo una historia y que no se puede juzgar a una persona de buenas a primeras tan severamente por un hecho aislado como ese pero lo que mi padre quería transmitir con ello es el valor de las pequeñas cosas, esas pequeñas acciones que demuestran que las personas se preocupan por ti, que quieren que te sucedan cosas buenas y que si ellas pueden ser una pequeña contribución a que ello suceda van a hacerlo siempre encantados, es por ello por lo que durante todos estos años mi padre cargaba la mayoría de las bolsas cada vez que iban a comprar aunque tuviera que reventar para que mi madre llevara el menor peso posible o ella se levantaba todas las mañanas a prepararle el café antes de irse a trabajar.
Es muy difícil explicar el amor, no se puede hacer con una palabra o una frase de película de esas que hacen que la protagonista rompa su tarjeta de embarque cuando está a punto de coger un avión, el amor no es algo que se pueda contar es algo que se tiene que demostrar día a día, son esas bromas tontas que hacen que los dos acaben riéndose como quinceañeros aún después de repetirla miles de veces, son esas discusiones cotidianas sin importancia que acaban con un beso minutos después, son esas miradas que aunque año tras año se van llenando de arrugas quieren decir lo mismo que decían la primera vez, esas manías que tras cansarse por no poder cambiarlas aprendes a quererlas y a echarlas de menos, son esas opiniones de los suegros que aunque a veces puedan ser negativas cambian completamente cuando se ve que los hijos están con la persona que más consigue hacerlas felices, es estar presente en los momentos alegres y hacerse fuerte en los malos demostrando que juntos se puede sortear cualquier cosa, el hecho de poder actuar independientemente y sin embargo compartir tus pasiones y actividades con la otra persona por el hecho de disfrutarlas más, es el encontrarse como aquel pez con la belleza del mundo exterior por primera vez y que al tener una memoria a tan corto plazo cada mirada a la superficie sigue siendo  tan maravillosa y novedosa como la anterior.
Es todas esas cosas y quizás muchas más que se me estén olvidando o puede que sea un pobre loco y que nada de esto tenga sentido, solo sé que estas son las cosas que he podido ver en mis padres durante todo este tiempo y que después de 25 años les haga sentirse tan bien como cuando empezó todo me hace pensar que el amor si no es eso….tiene que ser algo muy parecido.
PD: papá, mamá no sé el tiempo que seguiré escribiendo en este blog pero si algún día lo dejo y decido reabrirlo ojalá que sea para escribir el artículo de vuestras bodas de oro.



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