martes, 29 de diciembre de 2015

La Teoría de los mundos perpendiculares


Se habla mucho de la famosa teoría de los mundos o universos paralelos, esa que dice que existen un montón de mundos alternativos a este en el que existen otros “yos” de todos nosotros en multitud de escenarios diferentes y por alguna extraña razón viven siempre mejor que nosotros, de momento son solo teorías físicas pero por el planteamiento actual que se tiene creo que si eso fuera cierto existiría otro Antonio multimillonario, filántropo, cerebrito que viviría en una enorme mansión y con un desarrollo de la tecnología tan avanzado que habría intentado comunicarse conmigo para venir a este planeta a conocerme y hacerme la vida más fácil; “ Antonio paralelo si por algo existes y estás ahí fuera y tienes dudas te invito a reunirte conmigo…..AHORA
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En fin, nada, como yo pensaba, pero tenía que intentarlo.
Tras este preludio me gustaría plantearos mi teoría, quiero pensar que algo más realista y a lo mejor es posible que os haya pasado algo semejante y no le hayáis puesto nombre, a esto me gustaría llamarle: Teoría de los mundos perpendiculares.
Sabemos que dos rectas perpendiculares aún pareciendo lejanas en determinados puntos poco a poco se van acercando hasta conectar en un punto de manera perfecta arrojando un ángulo de 90º, como si de un cubo cerrado se tratase, y creo que con las personas pasa igual, la primera vez que experimente esta sensación fue a los 17 años, acababa de salir del metro con un amigo tras una quedada en grupo y nos sentamos en un banco  a las 2 de la mañana a divagar sobre la vida, de nada en particular, solo problemas de adolescentes, no era la primera vez que lo hacíamos pero siempre acabábamos planteándonos la misma pregunta ¿habrá alguien en este momento que se sienta como nosotros? Y aquella vez el universo contestó que sí, sentándose dos chicas de nuestra misma edad en la acera de enfrente en otro banco cualquiera para charlar, era como mirar un espejo y observar como la misma imagen invertida estaba de vuelta, con el tiempo la hipótesis se fue confirmando, a veces ese espejo era caprichoso y te podía mostrar el pasado reciente, en una ocasión en Murcia de viaje de fin de selectividad unos amigos  tras un par de horas caminando sin saber a dónde ir nos metimos a un bar, al mirar por uno de los cristales vimos a 6 chicos aburridos tirados en un banco mirando las musarañas, pensamos “ vaya pintas”, aunque todos sabíamos que 15 min antes nuestros culos habían estado reposando en ese mismo banco y transmitiendo la misma sensación de aburrimiento.
La lista podría ser interminable una partida de cartas durante el descanso de la comida en la uni que se ve repetida a tan solo un metro de distancia, una persona en el tren con las mismas legañas y el mismo periódico buscando la misma página, escribir un mensaje en un grupo de whatsapp al mismo tiempo que otra preguntando exactamente lo mismo son algunas de las situaciones más tontas que me han pasado recientemente como digo podría decir muchas más.
Está claro que nada es idéntico 100%, ni siquiera dos personas que pareciesen dos gotas de agua lo son si le miras las huellas dactilares, siempre hay diferencias y con lo que vivimos pasa igual toda situación, todo gesto, todo pensamiento si tienes los ojos abiertos y miras alrededor lo encontrarás reflejado, nunca será igual pero hará que encuentres ese punto de conexión,
Ese entendimiento, eso que hace que personas que un día son desconocidas con el  tiempo se conviertan en imprescindibles.
Quiero aprovechar esta teoría puede que un poco enrevesada para dar las gracias por este año a toda esa gente que ha sido ese apoyo, esa “perpendicular”  que ha logrado conectar conmigo cuando ni yo mismo sabía que rumbo llevaba, a mis amigos, a mi familia  por esos cafés interminables en la biblioteca, por esas charlas en el salón de casa, por esa palmada en la espalda de ánimo, esas risas y bromas que sin venir a cuento eran lo mejor del día, por esos recibimientos en casa a las 10 de la noche con esa alegría que me contagiaban el buen humor cuando no había casi nada de lo que alegrarse, todas esas cosas han sido mi recta perpendicular ese ángulo perfecto en absoluta sincronía que ha sido mi pared de apoyo y ese rinconcito en el que sentirme fuerte y seguro sabiendo que podía ser yo mismo.
No sé qué clase de seres habrá en esos infinitos universos paralelos de los que se hablan, puede que ni existan, qué más da, no hace falta recorrer miles de kilómetros para encontrar a alguien que te entienda, si giras la cabeza 90º puede ser suficiente.
NOTA FINAL: comprar leche
NO CENUTRIO, LA OTRA NOTA
Aaaa si, antes de acabar el año tanto si eres uno de mis lectores habituales como si es la primera vez que me lees darte las gracias y espero haberte podido entretener y haberte hecho pensar con mis comunes desvaríos y anécdotas, desearos también un feliz año y una resaca leve.


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