Solo hay 3 cosas infinitas en el universo: el universo, la
estupidez humana y el desorden que puede almacenar una persona en su
habitación. La última puede que no sea la más cierta de todas, aunque si es
verdad que todos necesitamos eso, pues, detrás de esa descolocación nos
manejamos bastante bien y sabemos al instante donde está todo. Son leyes
universales el hecho de que la cama tiene el uso de un mueble escritorio
durante el día, para poner todo aquello que nos da pereza colocar o aquello que
necesitamos consultar de apuntes en el caso de los estudiantes. O incluso
nuestra querida silla que sirve como frontera para la ropa, pues no entendemos
de ropa limpia o sucia, sino de limpia al armario, sucia a lavar y aquella que
pensamos volver a ponernos o que nos hemos quitado va derechita ahí.
Todas estas cosas funcionan muy bien hasta que aparece ese
ser que lo cambia todo: las madres.
Las madres viven su vida en código binario, es decir, que
solo ven dos posibilidades: limpio y sucio, ordenado y desordenado, bien y mal
etc. Es por eso que en muchos casos tenemos esos malentendidos con ellas al
llegar a buscar algo y darnos cuenta de que ha desaparecido. Se siente uno muy
confuso, esa sensación de que si ordenan tu caos van a descolocar tu vida.
Frase que nosotros transmitimos a nuestra madre con un: “deja todo como lo he
dejado yo”
A pesar de las quejas no podemos tampoco quejarnos
demasiado, ya que siempre que les pedimos que nos hagan acceder a algo que han
guardado ellas son una base de datos perfecta. Capaces de encontrar aquel
disfraz de Halloween que hace años que no usas o “esa cosa ya sabes la que es
pequeña y de tal color que uso para eso” por vaga que sea la descripción
haciendo un esfuerzo logran entendernos.
Pero…. ¿Qué pasa cuando desaparece algo y ellas no saben dónde
está porque no han tocado nada?
Esto amigos, es lo que se conoce como “El fenómeno Toy story”.
Y es que al igual que la película, a veces da la sensación de que nuestras
cosas cobran vida mientras no estamos. Conocen nuestro horario y cuando
llegamos a la hora estipulada todo está en su sitio, sin embargo, cuando
vuelves sin avisar con una prisa terrible a buscar algo cuesta encontrarlo en
los lugares más comunes.
Las cosas pequeñas son las que parecen más ágiles y
predispuestas a perderse, tales como pendrives, gomas de borrar, guantes, la
grapadora, libros etc. Es increíble la cantidad de veces que acaban en el suelo
o en el fondo de cajones que casi nunca usamos, le da a uno que pensar y es que
laos pobres deben de tener frío y buscan estar en lugares cerrados.
En otras ocasiones se dan sucesos asombrosos en frente de
nuestras narices con objetos kamikazes o paracaidistas que suelen estar
relacionados directamente con el daño físico. Me refiero a cosas como
chinchetas o clavos, estas cosas curiosamente a diferencia de la ley de Murphy
no caen hacia abajo por el lado del pincho sino que prefieren poner la punta en
posición de ataque para que alguna noche con la luz apagada y en el peor momento
nos llevemos un buen susto. Eso cuando aparecen, pues en otros casos pueden
pasarse a otra dimensión. Explicaré una historia mía en concreto para que veáis
a que me refiero:
Me encontraba un día corriente entre semana preparando una
placa para la universidad en la que tenía que poner un montón de componentes,
todos ellos bastante pequeños, esto es importante; de manera que estaba en mi
silla de escritorio listo para colocar otro cuando este infeliz resbalo de mis
manos y cayó al suelo en frente mía, sin embargo…. Al agacharme….había
desaparecido. Peiné el perímetro como si fuera un radar y no vi nada…hasta que
moví la silla y vi que se encontraba justo debajo. El objeto había caído y en
un rebote perfecto se había desplazado 20 cm hacia atrás (cualquiera pensaría
que estaba intentando huir de mí).
En fin, con esto habrá gente que siga sin creer, pero ¿qué
otra cosa buscaban los juguetes de la película de pixar?
Cariño y amigos. Esa es otra de las cosas de las que me doy
cuenta que mis objetos necesitan y es que en cuanto me doy la vuelta intentan
socializar, es por eso que muchos de ellos los encuentro en el cuarto de mi
hermana tratando de hacer nuevas
amistades en la otra frontera de la casa ¿Qué otra explicación podría haber si
no?
Lo cierto es que esto es lo que te hacen creer siempre las
personas que tocan tus cosas, pues todos tenemos mala memoria organizativa y
sabemos dónde está algo para cogerlo, pero al soltarlo no nos importa dejarlo
en cualquier parte. Estas son las pequeñas locuras que vive uno cada día y con
las que se puede uno volver loco en ciertas ocasiones.
PD: llaves, si os vais a mover algún día de mi escritorio…mandarme
un whatsapp. Más que nada para evitarnos sustos innecesarios.
Ya sabéis como son las llaves. Siempre buscando donde
meterla.
¿Qué otros objetos tenéis que parezca que tienen vida propia
y nunca aparecen donde los dejáis?
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