Muchas son las cosas que tomamos a la ligera en esta vida y
con el tiempo pueden convertirse en nuestras peores pesadillas, esto es lo que
le pasa al personaje de este relato que tiene su parte de fantástica y su parte
de real.
Hace mucho tiempo en una universidad de Estados Unidos en
una de las residencias vivía un estudiante atípico para esa zona, iba a clase,
nunca se emborrachaba, salía lo justo y no de fiesta, ni siquiera bajaba a la
playa los fines de semana a desfasar con sus amigos ya que tenía que trabajar
para costearse sus estudios. Se podía decir que era una persona que se
encontraba muy enfocada en sus estudios de física y ya por suerte aún con mucho
sufrimiento a sus espaldas los estaba terminando.
En el lado opuesto estaban los de los clubs deportivos los
llamados “atletas”, juerguistas, gamberros y con poco sentido del deber, solo
pasaban por la biblioteca el día antes de los exámenes y el resto del tiempo si
allí se encontraban era para chulearse delante de las chicas o para reírse de
los que allí estaban trabajando, la cuestión era nunca callarse y no valorar la
paz y el silencio. Eso era algo que a nuestro amigo Cornelius Cosby(o Necos
como le llamaban sus amigos) no le gustaba nada, ya llevaba varios años
lidiando con ello, con las burlas, los insultos y estaba al límite.
No obstante era tiempo de celebración, después de varios
meses de trabajo su proyecto estaba casi listo, se trataba de una sala capaz de
absorber en su totalidad la reflexión de las ondas acústicas o
electromagnéticas en cualquiera de las superficies que conformaban la sala (
suelo, techo, paredes) y a la vez esta se encontraba aislada de cualquier ruido
que se produjera en el exterior, él y sus profesores bromeaban con la idea de
detonar una granada dentro y preguntar a cualquiera de la universidad al cabo
de unos minutos si habían escuchado algo, pero por muy bueno que fuera el
proyecto las subvenciones no incluían armamento militar, además que era una
salvajada pensar en algo así, el invento no era un juguete y en malas manos
podría ser fatal.
-
Cornelius esta sala es fascinante, estoy seguro
de que en el futuro se podrán llevar a cabo multitud de desarrollos prácticos y
aplicaciones, es una alegría contar con una mente tan brillante como la tuya.
-
Gracias es todo un honor, de todas formas ¿no le
gustaría que cerrásemos la puerta un momento y así comprobara el efecto de
atenuación completo?
-
Seguro que sería una experiencia fascinante pero
el hecho de llevar aquí 5 minutos gritando y que apenas se nos oiga me está
alterando un poco, es demasiado agobiante para mí, pero no te preocupes porque
la matrícula figurará en tu expediente, ya puedes poner la patente en marcha
para que no te la quiten.
Tras ello el profesor salió
corriendo a su despacho, era increíble la sensación al salir, de nuevo todos
los sonidos estaban ahí nada pasaba desapercibido.
Todo había salido a pedir de boca
Cornelius, por primera vez en mucho tiempo se sentía realizado….. Pero esta
alegría le duró poco, apenas un día después cuando llegó para enseñarle de nuevo
su gran invento al tribunal se encontró que la cámara había sido mancillada
tras lo que parecía una gran fiesta: litros de cerveza vacíos, papeles, cajas
de pizza y un montón de pintadas con spray recorrían las paredes
-
Nos habían hablado de este gran avance y
veníamos con verdaderas ganas de saber a cerca de su proyecto, pero esto me
parece una falta de respeto y una pérdida de tiempo considerable, le daremos un
día para arreglar todo esto y presentarlo mañana, pero no espere ser puntuado
de la misma forma, hasta mañana.
La rabia le comía por dentro,
sabía perfectamente quien era el personaje que había dejado su sello en su gran
obra y por primera vez en mucho tiempo estaba deseando tomar medidas, no iba a
ser usando la violencia, lo haría a su manera usando la ciencia y satisfaciendo
una curiosidad que tenía desde que acabara la investigación.
Esa misma noche después de volver
a reparar los desperfectos se citó con Fred, su matón particular delante de la
sala, este llegó como siempre altivo y con una risita delatora
-
Veo que ya has descubierto mi pequeña jugarreta,
esa salita que te has montado es genial para montar fiestas, no veas lo alta
que estaba la música y por primera vez no nos dieron la brasa los seguratas, no
te quepa duda de que la usaremos más adelante
-
Si crees que me vas a amedrentar como hasta
ahora estás equivocado, llevo mucho tiempo trabajando en esto y si no quieres
salir mal parado te aconsejo que te mantengas al margen. Dijo Cornelius con la
mirada perdida hacia ninguna parte
-
Vaya, el empollón va a sacar sus uñas de gatita¿
o qué? Creo que no te has dado cuenta de la pirámide jerárquica que hay aquí,
aquí mandamos los atletas y como creo que se te ha olvidado te voy a dar una
paliza para refrescarte la memoria
-
¡Ven a buscarme!
Fred corrió a abalanzarse sobre
Cornelius y cuando estaba a punto de alcanzarle la habitación quedó a oscuras,
el abusón estaba muy confundido no oía pisadas ajenas
-
¡Sal de ahí cabrón te voy a matar!
Pero apenas se oía así mismo y se
dio cuenta de que estaba pasando…. Estaba dentro de la cámara, busco como pudo
en la penumbra las paredes para ver dónde estaba la puerta pero cuando la había
encontrado esta se cerró en sus narices.
Las luces volvieron, en el suelo
había una nota…
“Te has pasado todos estos años
fastidiando a la gente, riéndote de ellos, amenazándoles y todos por miedo nos
manteníamos en silencio, creo que es el momento de que cambiemos los papeles
¿crees que podrás aguantar una hora en completo silencio?
BIENVENIDO A LA CÁMARA ANECOICA
PD: grita cuanto quieras porque
nadie podrá oírte, ni siquiera tu mismo”
CONTINUARÁ